Ejercicios cerebrales para entrenar tu mente
Nuestro cerebro está siempre presente, siempre escuchando, siempre aprendiendo y obedeciendo cada una de nuestras órdenes. Es nuestra mente quien resuelve todos nuestros problemas, atendiendo a todas nuestras emociones y deseos, y quien recuerda nuestras alegrías y tristezas. Nuestro cerebro es nuestro mejor amigo. Sin embargo, ciertas condiciones ambientales tales como el estrés, depresión, drogas, y el abuso de substancias; enfermedades neurológicas como los problemas de aprendizaje, la Esclerosis Múltiple y el Alzheimer; así como procesos de desarrollo tales como el envejecimiento, pueden afectar la capacidad del cerebro para atender, razonar, aprender y recordar. A pesar de los avances tecnológicos y del aumento del nivel educativo, se observa en que en todas las edades hay un aumento del deterioro cognitivo que puede derivar en problemas neurológicos y en el abuso de medicamentos, depresión y la falta de ejercicio. El deterioro cognitivo afecta el desempeño de las tareas diarias, la productividad en la escuela y en el trabajo. Los investigadores están tratando de preservar las funciones cognitivas aplicando técnicas de enriquecimiento para potenciar el aprendizaje. Para llevar a cabo esta tarea, se apoyan en numerosas evidencias científicas que demuestran la plasticidad del cerebro a nivel neuronal y cognitivo. Una forma de enriquecimiento es el ejercicio cerebral o, como se llama a veces, el entrenamiento cerebral. El ejercicio cerebral es la formación sistemática de reserva cognitiva y tiene por objeto la conservación, mejora o desarrollo de capacidades cognitivas como la memoria, el control ejecutivo o la coordinación. De la misma forma que con el entrenamiento físico se desarrolla la fuerza muscular o la flexibilidad.
La literatura sobre el entrenamiento cognitivo muestra que la eficacia del entrenamiento depende del fundamento científico sobre el que estén diseñados los ejercicios. Por ejemplo, un programa de entrenamiento cerebral dirigido a las personas mayores debe considerar la teoría de la velocidad de procesamiento, que establece una percepción general y una disminución en la velocidad del procesamiento con la edad, y la teoría de control ejecutivo, que establece un declive en la fluidez de capacidades como la atención, la inhibición, la realización de tareas múltiples y la memoria de trabajo.
Un requisito fundamental establecido por los investigadores es que un programa de entrenamiento cognitivo debería tener siempre presente un enfoque personalizado de aprendizaje, de manera que se tenga en cuenta la capacidad que tiene cada persona para adaptarse al sistema de formación. Estudios basados en un sistema de entrenamiento muestran que cuando opera en el entrenamiento un mecanismo adaptativo de retroalimentación, la función cognitiva puede mejorar de forma significativa. Las investigaciones indican que para mejorar el rendimiento y maximizar el aprendizaje a través del entrenamiento, la retroalimentación debe ser la adecuada para el alumno, además de fácilmente comprensible y aplicable a la práctica de la tarea a realizar.
El principal objetivo del entrenamiento cognitivo es permitir una mayor facilidad en la realización de tareas del mundo real, tales como conducir, gestionar las finanzas personales, controlar la toma de medicamentos o mantener la capacidad para la interacción social. Debido a que un gran número de procesos cognitivos operan conjuntamente cuando se realizan las tareas del día a día, los investigadores han postulado un tercer requisito, a saber, el diseño de un entrenamiento cognitivo multi-dominio para potenciar aquellas actividades que integran varios procesos cognitivos (por ejemplo, la memoria o la velocidad de procesamiento).
Cuando estos tres importantes requisitos se llevaron a cabo con rigor en el desarrollo de un programa de entrenamiento cerebral, una amplia gama de personas diversas se vieron beneficiadas en gran medida. Este programa de entrenamiento cerebral mejoró la habilidad cognitiva en ancianos sanos. Se mejoró la memoria, atención y velocidad de procesamiento en personas con Esclerosis Múltiple. Se mejoró la comprensión y la velocidad lectora en personas con dificultades para leer (dislexia) y se mejoró la marcha y la movilidad en personas con riesgos de caídas.
La ciencia de la formación del cerebro es un apasionante viaje de descubrimiento que nos lleva a un intenso debate. Gracias a una tecnología cada vez más sofisticada y a una mejora del conocimiento interdisciplinario, podemos explorar cuáles son las mejores condiciones y circunstancias para preservar nuestra salud mental. En este camino observamos el entrenamiento relacionado con la actividad cerebral a nivel celular y macro-celular. Estudiamos la neurogénesis (la creación de nuevas células cerebrales) tras el entrenamiento cognitivo. Descubrimos cómo se producen mecanismos neuronales de compensación después de la formación del cerebro (las regiones cerebrales que no han sido dañadas aprenden a llevar a cabo las funciones soportadas por las regiones cerebrales con alguna deficiencia), y este conocimiento será cada vez mayor. Hoy sabemos que el entrenamiento cognitivo aumenta la capacidad de la reserva cognitiva, y que junto al conocimiento acumulado y a la experiencia de un cerebro activo, es un potente factor de protección contra el deterioro cognitivo. En el futuro vamos a ampliar este conocimiento y seremos capaces de introducirnos en áreas del cerebro y enfermedades neurológicas cada vez más concretas.
Sin embargo, en la investigación futura del entrenamiento cerebral también se abordarán otras cuestiones importantes para la humanidad. Por ejemplo, tendremos que investigar si el cerebro humano puede ser entrenado, además de para preservar y promover la función cognitiva, para la resiliencia emocional y social. De igual forma tendremos que cuestionarnos si el cerebro puede ser entrenado para diferenciar entre el bien y el mal, la paz y la violencia, la justicia y la injusticia. O si el cerebro puede ser entrenado para gustar o no, para asentir o disentir. Los debates en la educación, la filosofía y la ética florecerán a medida que el estudio del cerebro vaya entrando en el sistema escolar y la meta ya no sea sólo una óptima salud mental e intelectual, sino también la asimilación de los valores morales y sociales.